¿Quién eres realmente? Un Viaje al Corazón de la Conciencia
Nadie puede decirte quién eres en realidad. Puede sonar extraño, porque vivimos en un mundo donde constantemente nos dicen quiénes somos, qué debemos hacer, qué pensar y hasta cómo sentirnos. Recibimos innumerables mensajes sobre nosotros mismos, tanto desde el exterior como desde nuestra propia mente. Pero, ¿y si todos esos mensajes y todas esas historias no responden realmente a la pregunta: ¿Quién soy en verdad?
Estamos acostumbrados a definirnos en términos de objetos: “Soy mi cuerpo, soy mis pensamientos, soy mis emociones”. Nos identificamos con lo que podemos ver, sentir y comprender. Pero, ¿y si eso solo fuera la superficie? ¿Qué tal si lo que realmente eres no es algo que puedas comprender o ver? ¿Qué tal si tu identidad más profunda es algo que ha existido desde siempre, algo que nunca cambia, sin importar lo que pienses o sientas?
Vamos a explorar eso juntos, no a través de una comprensión intelectual, sino a través de la experiencia directa. Pregúntate: ¿Quién soy sin mis pensamientos? O tal vez: ¿Qué queda cuando desaparecen todos los pensamientos, emociones y sensaciones?
Tu primera respuesta podría ser: Nada. Y eso puede dar miedo. Estamos tan acostumbrados a pensar en nosotros mismos en términos de cosas: características, creencias, recuerdos, deseos. La idea de que podría haber algo más allá de todas esas cosas, algo sin forma y sin una ubicación fija, puede parecer extraña e incómoda. Pero vamos a profundizar un poco más en esa posibilidad.
¿Qué queda cuando todo desaparece?
Mira tu experiencia en este mismo momento. Los pensamientos van y vienen. Las emociones aparecen, se quedan un tiempo y luego se desvanecen. Incluso las sensaciones físicas de tu cuerpo están en constante cambio. Pero tú sigues aquí, ¿verdad? Ese “yo” que dice tengo este pensamiento, siento esta emoción, experimento este cuerpo, sigue siempre presente. Ese “yo” parece no verse afectado por el flujo de pensamientos, emociones y sensaciones.
¿Podría ser que ese “yo”, esa sensación siempre presente de ser, sea el núcleo de quien realmente eres? Esta conciencia, esta presencia que experimenta todo, pero que permanece inalterada por lo que experimenta.
Un cambio sutil pero profundo
Tal vez ahora te sientas un poco confundido. Podrías pensar: Vale, lo entiendo en teoría, pero no se siente así. Esto es completamente normal. Estamos tan profundamente condicionados a vernos como un conjunto de atributos y experiencias que la idea de una conciencia sin forma y sin objetos es difícil de asimilar.
Pero piensa en esto: ¿Alguna vez has experimentado que tú desapareces? Probablemente hayas sentido que te has “perdido” en una situación, o que te has desvanecido por un momento. Pero incluso en esos momentos, cuando los pensamientos y emociones te consumen por completo, siempre hay algo en ti que dice: Estoy aquí, estoy experimentando esto. Esa es la conciencia tranquila, inmutable, que siempre está presente, sin importar las circunstancias.
Esta conciencia es como el espacio en el que todo aparece: pensamientos, sentimientos, sensaciones, percepciones. El espacio permanece igual, sin importar lo que aparezca dentro de él. Ya sea que estés triste, enojado, feliz o neutral, el espacio en el que surgen estas emociones no se ve afectado.
Pero, ¿qué es realmente la conciencia?
Tal vez surja una duda: Sí, pero la conciencia debe venir de algún lugar, ¿no? Debe comenzar en algún punto, y seguramente termina en algún lugar. Son preguntas naturales, porque nuestra mente siempre piensa en términos de tiempo y espacio, de causa y efecto. Pero aquí está la clave: la conciencia misma no encaja en esas categorías.
Pregúntate esto: ¿Alguna vez he experimentado el inicio de mi conciencia? Experimentamos el comienzo de muchas cosas: el inicio de un pensamiento, el surgimiento de una emoción, el nacimiento de una nueva experiencia. Pero, ¿has sido testigo del momento en que tu conciencia comenzó? Y, de la misma manera, ¿alguna vez has experimentado el fin de tu conciencia?
Si exploras estas preguntas con detenimiento, encontrarás que la respuesta es no. Nunca has experimentado el inicio o el fin de tu conciencia, porque tú eres quien es consciente de todas esas experiencias. Es la conciencia misma la que forma el trasfondo constante de todo lo que experimentas.
¿Qué significa esto para ti?
Aquí es donde comienza a surgir la gran realización: la conciencia siempre está aquí, es la única constante. Todo lo que sabemos sobre el mundo—nuestros pensamientos, nuestro cuerpo, nuestras experiencias—aparece y desaparece dentro de esa conciencia. Pero la conciencia misma es ilimitada. Es como un espacio que no tiene bordes, ni principio ni fin.
Esto significa que quien realmente eres no está limitado a las historias que te cuentas, a los pensamientos que recorren tu mente, o a las emociones que sientes. Lo que realmente eres va más allá de esas experiencias temporales y cambiantes. Eres la presencia en la que todo esto aparece. Esta presencia no está sujeta a las limitaciones de tu cuerpo o tus pensamientos. Estaba aquí antes de que tu cuerpo y mente aparecieran, y seguirá aquí después de que desaparezcan.
Duda y escepticismo
Ahora podrías estar pensando: Todo esto suena muy bonito, pero ¿cómo sé que es cierto? Aquí está la respuesta: no tienes que creerme. De hecho, te animo a que no me creas ciegamente. Investiga por ti mismo. Examina tu propia experiencia. Pregúntate: ¿Quién soy en realidad? No como un ejercicio intelectual, sino como una pregunta viva y directa. Cuando excaves lo suficientemente profundo, más allá de las capas de pensamientos y emociones, descubrirás que siempre has sido la presencia en la que todas esas capas aparecían.
Esta conciencia es abierta, vacía de cualidades, pero llena de potencial. Es el espacio en el que todo aparece y desaparece, pero que en sí mismo nunca cambia. Descubrir esto no es solo un logro intelectual; es una realización liberadora que puede transformar completamente tu vida.
Preguntas abiertas, no conclusiones
Quizás te sientas inspirado después de leer esto, o tal vez sigas escéptico. Puede que experimentes un cambio sutil en tu conciencia, o que aún tengas preguntas. Y eso está bien. Esta es precisamente la esencia de este viaje: no es un camino con respuestas fijas o conclusiones definitivas. Es un descubrimiento abierto y continuo.
Así que te dejo con una pregunta: Si todo en tu vida cambia, incluso tus pensamientos y sentimientos, ¿qué es lo que permanece inalterable?
Este es el comienzo de tu propio viaje hacia el descubrimiento más profundo de quién eres realmente.