Un Diálogo entre el Modelo Material y el Modelo de la Conciencia

En el discurso académico moderno, el materialismo sigue siendo el marco dominante a través del cual se entiende la naturaleza de la realidad. Este modelo, profundamente arraigado en la revolución científica, sostiene que la materia es la sustancia fundamental del universo. Según esta visión, la conciencia es una propiedad emergente de los sistemas físicos complejos, en particular del cerebro. Si bien este modelo ha sido muy influyente, ha enfrentado desafíos importantes tanto desde perspectivas científicas como filosóficas.

Un marco alternativo, el modelo de la conciencia, propone que la conciencia no es un subproducto de la materia, sino el sustrato fundamental de la realidad misma. Esta perspectiva se alinea con muchas tradiciones no duales y, cada vez más, está recibiendo atención en la filosofía académica y en ciertos campos de la neurociencia y la física. En este artículo, exploraremos estos dos modelos: el modelo materialista y el modelo de la conciencia, a través del lente tanto de la investigación científica como de la comprensión no dual, basándonos en los trabajos de investigadores como Bernardo Kastrup y maestros no duales como Rupert Spira.

El Modelo Material: Un Paradigma Dominante pero Desafiado

El modelo materialista, a veces llamado “fisicalismo”, sostiene que lo único que existe son sustancias materiales. En esta visión, la conciencia se considera un fenómeno secundario que surge de las interacciones de elementos físicos, principalmente las neuronas en el cerebro. Esta perspectiva está en línea con la famosa frase de Carl Sagan: “El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será”. En el materialismo, todos los fenómenos, incluida la experiencia humana, pueden explicarse en última instancia mediante procesos físicos.

Sin embargo, a pesar de su dominio, el modelo materialista enfrenta desafíos significativos. Uno de los problemas más persistentes es lo que los filósofos llaman el “problema difícil de la conciencia”, un término acuñado por el filósofo David Chalmers. Este problema se refiere a la dificultad de explicar por qué y cómo surge la experiencia subjetiva a partir de procesos físicos. Si bien la neurociencia ha avanzado significativamente en la comprensión de los correlatos de la conciencia—la actividad neuronal que corresponde a ciertas experiencias—todavía no ha proporcionado una explicación convincente para la existencia de la conciencia misma.

Además, los avances recientes en la mecánica cuántica complican aún más el modelo materialista. Investigaciones de físicos como John Wheeler y Eugene Wigner, así como interpretaciones recientes del experimento de la doble rendija, sugieren que el observador desempeña un papel crucial en la manifestación de la realidad física. Esto nos lleva a cuestionar si la materia existe independientemente de la conciencia o si la conciencia es fundamental en la formación de lo que llamamos “materia”.

El Modelo de la Conciencia: Un Paradigma Fundamental

El modelo de la conciencia, que se alinea con la filosofía no dual y ciertas tradiciones idealistas, invierte las suposiciones del materialismo. En lugar de postular que la materia da lugar a la conciencia, este modelo afirma que la conciencia es la realidad primaria, y lo que percibimos como materia es una apariencia dentro de la conciencia.

Filósofos como Bernardo Kastrup han avanzado en este modelo utilizando argumentos tanto empíricos como filosóficos. En su trabajo, Kastrup desafía la noción de que la materia puede existir independientemente de la experiencia. Basándose en ideas de la mecánica cuántica, Kastrup señala que el acto mismo de observar parece influir en el comportamiento de la materia, lo que implica que la conciencia juega un papel fundamental en cómo se desarrolla la realidad. Argumenta que, en lugar de ser un producto de la actividad cerebral, la conciencia es el medio a través del cual ocurre toda experiencia, incluida la experiencia de un mundo físico.

Kastrup también aborda el “problema de la combinación” en el panpsiquismo, una visión competidora que atribuye una forma de conciencia a toda la materia. Este problema pregunta: si la conciencia es una propiedad de las partículas fundamentales, ¿cómo se combinan estas micro-conciencias para formar la experiencia subjetiva unificada que tienen los humanos? El modelo de la conciencia ofrece una respuesta más coherente: solo hay un campo unificado de conciencia, y la sensación de una conciencia individual surge a través de un proceso de diferenciación dentro de ese campo, de la misma manera que un remolino en el agua mantiene una forma aparente mientras sigue siendo parte del todo.

Evidencia Neurocientífica y el Modelo de la Conciencia

Aunque la neurociencia convencional suele defender el marco materialista, la evidencia emergente sugiere que la conciencia es algo más que un mero subproducto de la actividad cerebral. Por ejemplo, estudios sobre experiencias cercanas a la muerte (ECM), como los realizados por el Dr. Pim van Lommel, cuestionan la noción de que la conciencia está confinada a la función cerebral. Durante la muerte clínica, cuando cesa la actividad cerebral, algunos pacientes informan haber tenido experiencias vívidas y estructuradas que sugieren una forma de conciencia que existe independientemente del cerebro.

Además, la investigación sobre la neuroplasticidad ha demostrado que el entrenamiento mental, como la meditación, puede alterar físicamente la estructura del cerebro. El Dalai Lama, en colaboración con neurocientíficos como el Dr. Richard Davidson, ha participado en investigaciones que muestran que la meditación a largo plazo puede mejorar las regiones del cerebro asociadas con la empatía, la atención y la regulación emocional. Esta plasticidad desafía la idea de que el cerebro produce únicamente la conciencia, sugiriendo en cambio que el cerebro podría actuar más como un receptor o filtro de la conciencia.

Implicaciones Filosóficas: Un Cambio en la Comprensión

Desde una perspectiva filosófica, el modelo de la conciencia presenta un paisaje metafísico radicalmente diferente. En lugar de ver la conciencia como un fenómeno emergente y contingente, coloca la conciencia en el centro de toda experiencia. Este modelo resuena con el Advaita Vedanta y otras tradiciones no duales, que enseñan que la verdadera naturaleza del ser (Atman) es pura conciencia, y que esta conciencia no es personal ni individual, sino universal (Brahman).

Si la conciencia es fundamental, entonces los límites entre lo subjetivo y lo objetivo se disuelven. Lo que llamamos “materia” es simplemente una apariencia dentro de la conciencia, de la misma manera que un sueño aparece dentro de la mente del soñador. Esta comprensión no dual desafía no solo al materialismo, sino también nuestra forma de conceptualizar el mundo y nuestro lugar en él.

Investigaciones Científicas que Apoyan el Modelo de la Conciencia

Trabajos recientes en los campos de la neurociencia y la física brindan apoyo indirecto al modelo de la conciencia. Investigaciones sobre el efecto del observador en la mecánica cuántica, por ejemplo, sugieren que la conciencia puede jugar un papel en la colapsación de la función de onda de las partículas cuánticas. De manera similar, el estudio de fenómenos psi, como la telepatía y la precognición, ha planteado preguntas sobre la naturaleza no local de la conciencia. Si bien la ciencia convencional sigue siendo escéptica ante estos fenómenos, meta-análisis como los realizados por Dean Radin en el Instituto de Ciencias Noéticas muestran resultados estadísticamente significativos que desafían la suposición materialista de que la conciencia está confinada al cerebro.

Además, estudios en neurobiología, en particular aquellos que exploran los efectos de los psicodélicos, sugieren que la reducción de la actividad cerebral mediante sustancias como la psilocibina y el DMT se correlaciona con experiencias conscientes expansivas y muy vívidas. Este hallazgo, paradójico desde un punto de vista materialista, apoya la idea de que el cerebro puede actuar como un filtro que restringe, en lugar de producir, la conciencia.

Conclusión: Hacia un Modelo Unificado de la Conciencia

Si bien el modelo materialista ha sido el paradigma dominante tanto en la ciencia como en la filosofía, sus limitaciones para abordar la naturaleza de la conciencia se están volviendo cada vez más evidentes. El modelo de la conciencia, que postula que la conciencia es primaria y la materia es secundaria, ofrece una alternativa convincente. A medida que más evidencia empírica e investigación filosófica apoyan este cambio, es posible que estemos acercándonos a un punto en el que la conciencia sea reconocida no como un epifenómeno de la actividad cerebral, sino como la sustancia fundamental de la realidad misma.

Este cambio en la comprensión tiene profundas implicaciones, no solo para los campos de la neurociencia y la filosofía, sino para cómo entendemos nuestro ser y nuestro lugar en el universo. Si la conciencia es de hecho primaria, nos desafía a repensar la naturaleza de la existencia, la identidad y la relación entre el yo y el mundo.

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